Islandia en 7 días
- Triptoeing
- 10 sept 2018
- 12 Min. de lectura
Actualizado: 1 oct 2018
- Semana Santa 2018 -
¿Por qué irme al frío cuando podía elegir un destino de playas paradisíacas? Esta pregunta me la planteé varias veces antes de llegar a Islandia, pero la duda se disipó al poner un pie sobre la isla: encanto y diseño nórdico en Reykjavík, aguas termales y cascadas por el sur, playas negras y glaciares impresionantes hacia el este, lagos tranquilos y pueblos preciosos por el norte, y, para terminar, y despedirnos como nos merecemos, auroras boreales bailando por los cielos de la capital. ¡Un país impresionante que no podéis perderos!

Itinerario:
Día 0: Lllegada a Reykjavík por la noche
Día 1: Reykjavík y Blue Lagoon
Día 2: Golden Circle y cataratas del sur
Día 3: Playas negras y glaciares del sureste
Día 4: En busca de puffins hacia el noreste
Día 5: Parque Jokulsargljufur y ballenas en Húsavik por el norte
Día 6: Lago Myvatn, Godafoss y Akureyri por el norte
Día 7: Hvammstangi y Snaefellsnes por el oeste (volviendo a Reykjavík)
Día 8: Vuelta a Madrid por la mañana

Día 1: Reykjavík y Blue Lagoon
Nos despertamos sobre las 9am y fuimos a desayunar a Roasters Reykjavík (c/ Kárastígur), una cafetería muy acogedora y con ambiente local, que nos recomendó la Lonely Planet. La verdad es que, aunque suene típico, me encanta coleccionarlas y leerlas antes de ir de viaje. No solo por sus recomendaciones, sino también porque te ponen un poco en contexto sobre la historia y características de la región. Si las compráis por Amazon soléis encontrar precios más baratos.
Esta cafetería se encontraba a escasos minutos de nuestra primera parada turística: Hallgrimskirkja, una de las iglesias más importantes de Reykjavík. Una vez allí, merece la pena pagar los ~8€ por subir y apreciar la ciudad desde arriba; ¡son preciosas!

A partir de ahí, no teníamos una ruta predefinida y decidimos olvidarnos de la guía y perdernos por la ciudad, entrar en cualquier tienda que nos pareciera de provecho y hacer fotos por todos los rincones del Old Reykjavík. Cuando ya habíamos paseado lo suficiente, paramos en Stoffan Kaffihús, donde nos tomamos un café y una tarta riquísima.
Seguimos camino hacia el Old Harbour y paramos a comer en Fish & Chips, que, como su propio nombre indica, tiene uno de los mejores fish & chips de la ciudad y a un precio moderado (25€/pax), sobre todo teniendo en cuenta los cánones islandeses. Otra opción es comer en alguno de los puestos de hot dogs o bien en Svarta Kaffid, donde la noche anterior cenamos una sopa en pan muy rica y, sobre todo, ¡calentita!

Tras la comida, fuimos a alquilar el coche a Blue Rental Car, un Suzuki 4x4 que sería nuestro compañero durante los próximos 7 días. Nosotros decidimos cogerlo con todos los seguros que ofrecían ya que, teniendo en cuenta el estado de algunas carreteras, no queríamos arriesgarnos. Ya montados en él, visitamos el puerto, el Harpa y el Sun Voyager.
Una vez visitados los principales hitos de la capital, condujimos 45 minutos hacia Blue Lagoon para darnos el baño más increíble que os podáis imaginar: temperatura exterior de 3ºC vs temperatura del agua de 37ºC. Tened en cuenta que es esencial reservar. Nosotros reservamos el módulo Comfort, con el cual tendréis incluido una máscara de sílica y una bebida. Sí además lleváis Gopro, cámara para el agua o similar, podréis inmortalizar este momento; ¡merece la pena! En nuestro caso, compramos una funda impermeable para el móvil que nos funcionó de maravilla.

Para terminar el día, decidimos pasar por un supermercado y hacernos cena en “casa". Elegimos un Kronos que encontramos de camino, que abría hasta las 22hs.

Por si necesitáis recomendación de hoteles, nosotros elegimos 105 A Townhouse Hotel, un hotel con un número limitado de habitaciones, cada una con su baño privado y cocina incorporada y bien equipada. Era una habitación espaciosa para dos personas y de decoración estilo industrial, en donde nos sentimos como en casa. Probablemente podréis encontrar algo más barato pero, teniendo en cuenta la localización (bastante céntrica) y la comodidad y amplitud de la habitación, 120€/noche fue un precio bastante adecuado para los precios que se barajan allí.
Después de cenar, nos dirigimos a Grótta Lighthouse para ver auroras boreales, pero no tuvimos suerte. También podéis probar otro punto que nos recomendaron para ver auroras: Reynisvatn.
Día 2: Golden Circle y cataratas del sur

Tras desayunar en nuestra habitación, pusimos rumbo al Golden Circle. Empezamos por
Thingvellir, donde se puede observar la gigantesca grieta causada por la separación de las placas tectónicas norteamericana y euroasiática que componen Islandia. Es aquí, además, donde los vikingos fundaron su parlamento (Alpingi) y se aprecian los restos de este. Por último, encontraréis una pequeña cascada, Oxarafoss, donde podéis pasar un buen rato haciendo fotos. Para los amantes de The Game of Thrones, pasado este punto se rodaron algunas escenas de la serie.
Posteriormente, paramos en la zona geotermal de Geysir, donde se pueden ver geisers de diferentes tamaños, siendo el más importante Strokkur (ya que Haukadalur está dormido), que erupciona cada 4-8 minutos, expulsando agua caliente a 20m de altura. ¡Es impresionante!
Para cerrar el tour por el Golden Circle, visitamos una de las cataratas más impresionantes de todo el viaje, Gulfoss, con 32m de profundidad.

Cerca se encuentra la Secret Lagoon, unos baños termales similares a los de Blue Lagoon a los que no fuimos, pero siempre podéis probarlo. Por nuestra parte, antes de continuar, paramos por el camino a comer en una supermercado – restaurante de fast food. Esto me lleva a haceros una importante recomendación: si podéis empezar vuestro recorrido con una parada en el supermercado para abasteceros de comida para el viaje, lo agradeceréis ya que no hay muchos sitios por la zona. Además, esto os permitirá ahorrar.
Proseguimos hacia Seljalandsfoss. Es una catarata espectacular de 60 metros de altura que puedes apreciar no solo desde fuera pero también desde dentro. Eso sí, id con chubasquero porque ¡te mojas!

Para terminar nuestro recorrido de cataratas fuimos a Skogafoss. Tiene unas escaleras para apreciar la catarata desde arriba pero no es una subida imprescindible ya que las vistas no dicen mucho (o esa fue mi percepción debido al cansancio... ¡puede ser!).

Durante todo este recorrido hicimos mil paradas espontáneas y a vosotros os pasará lo mismo: caballos islandeses, granjas con pacas de heno en un plástico rosa que hace un contraste precioso con la nieve, paisajes sobrecogedores, etc.

Para cenar, por suerte teníamos provisiones, ya que cerca de la cabañita que habíamos alquilado no había muchas opciones. Nuestro hotel para esta noche, Welcome Holiday Home, era una cabaña bastante amplia con habitación, salón y cocina por un precio de 100€ la noche. Como el salón tenía una ventanal, decidimos dormir en el sofá-cama para intentar ver auroras si el cielo despejaba. Lamentablemente, no despejó, pero igualmente esa noche cerca del ventanal, mereció la pena.
Día 3: Playas negras y glaciares del sureste

Nos despertamos pronto y empezamos nuestro camino con la intención de ver el avión estrellado en la playa, las playas de Dyrholaey y Reynisfjara, el parque de Skaftafell y la playa de Jokulsarlon (también conocida como Diamond beach).
La realidad es que debido a la lluvia y sobre todo al fuerte viento, no pudimos hacer todo este recorrido, pero os lo explico igualmente para que podáis tenerlo en cuenta.
Nosotros nos hospedábamos cerca de Skogar, por lo que nuestra primera visita estaba clara: el avión DC-3 estrellado en la playa de Sólheimasandur. Para llegar hasta allí, os aconsejo que sigáis las indicaciones de The Expert Vagabond [https://expertvagabond.com/airplane-crash-wreckage-iceland/ ]. A escasos kilómetros de Skogar hay un desvío a partir del cual hay una hora de caminata hasta el avión. El viento y la nieve no nos dejaban avanzar por lo que desistimos pero esto es un MUST en vuestro viaje.
Por su parte, las playas de Dyrholaey y Reynisfjara son impresionantes y existen miradores por el camino que os encantarán. Nosotros tuvimos que conformarnos con verlas desde el coche porque, en el momento en que abrimos la puerta, esta casi sale volando. ¡No! ¡No es una exageración! ¡Tened cuidado con el viento! De hecho, como anécdota, al alquilar el coche no comentaron que este punto no quedaba cubierto por los mil seguros que cogimos. En ese momento no reímos, pero después de este incidente, empezamos a tener sumo cuidado con las puertas.
Debido al temporal, decidimos parar a hacer "brunch" en Vik, pero tampoco es una ciudad en la que haya que parar necesariamente.

La lluvia seguía pero, por suerte, al llegar a nuestra siguiente parada, el tiempo nos respetó y pudimos apreciar el precioso glaciar de Vatnajokull. Optamos por a lengua más cercana, a 20/30 minutos andando: Skaftafell, un lugar increíble al que dedicarle mínimo 1 hora entera para recorrerla y hacer mil fotos. De hecho, se nos hizo tarde y no pudimos visitar la cascada de Svartifoss, ya que se encontraba a media hora andando desde el punto de inicio. Sin embargo, si vais con tiempo, debéis ir, ya que es otro de los puntos clave del recorrido.

Finalmente, y antes de poner rumbo a Höfn, donde pasaríamos la noche, recorrimos la playa de Jokursarlon, una playa glaciar espectacular. Además, si tenéis suerte como nosotros, podréis ver también focas.
Os recomiendo que deis un paseo por las playas de ambos lados de la carretera.
Es noche nos hospedamos en Nyibær Guesthouse, en una habitación pequeña pero bastante agradable que nos costó 95€.
Día 4: En busca de puffins hacia el noreste
Este es un día más de trayecto que de visita, pero el paisaje en Islandia siempre merece la pena. Además, al final del recorrido nos esperaban los puffins, o eso creíamos.

Despertamos pronto y salimos hacia Stafafell con algunas paradas por el camino. Destacar por ejemplo la "Parada de la silla roja" en medio de la nada. No os preocupéis, ¡la veréis! (y si no, estas son las coordenadas: 64.341729, -14.928522 aproximadas). Una vez en Stafafell la idea era hacer alguna ruta para conectar con la naturaleza pero, nuevamente, el tiempo no nos dejó. Por ello, proseguimos nuestros camino hacia Egilsstadir, donde comimos en Salt Cafe & Bistro. Un restaurante estilo americano, donde comimos unas costillas glaseadas que no estaban nada mal. Eso sí, a pesar de estar clasificado como cheap eats, ¡no era nada barato! Nos costó unos 45€ personas por una comida estilo americana bastante normal.

Nuestra idea era dirigirnos a Borgarfjordur Eystri para ver puffins, pero el temporal seguía y sabíamos, además, que tampoco era la mejor época para ver puffins (suelen verse durante los meses de abril a agosto). Debido a ello, decidimos poner rumbo a nuestro nuevo hotel en el municipio de Seydisfjördur. Para llegar allí solo existe un camino, por lo que, os doy otro consejo: durante la época de nieves no es recomendable alojarse en Seydisfjördur, porque es muy probable que ese camino tengan que cortarlo. Dicho lo cual, Seydisfjördur es un pueblo vikingo encantador, con acceso directo al mar y habitantes muy agradables. Aparcamos a lado de una iglesia azul celeste preciosa desde la cual salía un caminito de colores, que ahora, por lo que he visto en nuevas fotos, lo han repintado y está precioso. Muy cerca de ella, estaba nuestro hotel, Við Lónið Guesthouse, en donde nos esperaba su amable anfitriona que nos llevó a una habitación decorada con gran gusto y con un baño muy amplio. Este hotel nos costó 60€ la noche, el más barato de nuestra estancia en Islandia, y la verdad es que era espectacular y en verano debe ser una gozada ya que puedes escoger una habitación con vistas al mar.
Día 5: Parque Jokulsargljufur y ballenas en Húsavik por el norte
Ahora entenderéis el por qué del consejo del día anterior. Sí, nos despertamos y el camino hacia Eglisstadir estaba cortado por la nieve y lo peor es que no esperaban abrirlo hasta el día siguiente.
¡! Aquí os voy a dar otro dato importante para vuestro viaje: siempre que podáis, mirad el estado de las carreteras en Islandia para poder prever, en la medida de lo posible, este tipo de inconvenientes: http://www.road.is.

¿Qué hicimos? Tras lamentarnos un poco, decidimos que a pesar del temporal íbamos a intentar aprovechar el tiempo en Seydisfjördur. Para empezar, desayunamos en Nordic Restaurant, un local de desayunos y brunchs estilo buffet, donde todo estaba bastante rico y que, además, no nos pareció nada caro. Tras intentar dar una vuelta, la nieve nos llevó a la cafetería Skaftfell Bistro, que nos acogió durante todo el día. Allí bebimos, comimos y cenamos como reyes. Si fuera vosotros, no me perdería la pizza de Pesto; ¡riquísima!. Nos quedamos con ganas de la de reno, así que id a por ella también. Pero, además de ser un bar cafetería con gran ambiente, servicio muy atento y comida agradable, tenía un toque original, ya que es el centro de inspiración para muchos artistas de la zona. Merece la pena subir las escaleras hacia el piso de exposiciones y cotillear un poco.

¿Qué nos gustaría haber hecho si no nos hubiéramos quedado atrapados?
Espero que no os pase a lo que nosotros y podáis disfrutar del siguiente recorrido.
Dirigirse hacia el Parque Jokulsargljufur para visitar las cascadas de Detifoss (la más caudalosa de Europa) y Selfoss, entre otras cosas.
Posteriormente, dirigirse al hotel en Husavik, dejar los bultos, y encaminarnos hacia el puerto de Husavik para coger un barco en busca de ballenas. Os aconsejo reservarlo con antelación y, antes de hacerlo, cercioraros de que efectivamente sea época de ballenas y que el tiempo es el adecuado para evitar pasar tanto frío (o al menos abrigaros lo suficiente). El tour que penábamos reservar empezaba a las 16hs y duraba alrededor de una hora y media.
Día 6: Myvatn, Godafoss y Akureyri por el norte
¡Por fin conseguimos salir de Seydisfjördur! No me malinterpretéis, el pueblo, tal y como comentaba, es precioso, pero teníamos muchas ganas de continuar con nuestros recorrido. Así pues, siguiendo el paso marcado por el camión quitanieves, cruzamos el camino hacia Eglisstadir y proseguimos hasta el Parque Jokulsargljufur con la intención de ver aquello que no habíamos podido recorrer el día anterior. Sin embargo..¡Sí! ¡Caminos cortados de nuevo!
Aunque nos hubiera gustado entrar y ver las maravillas del parque, la realidad es que íbamos con el tiempo muy justo así que pusimos rumbo a la siguiente parada: la región de Myvatn.
Empezamos por la zona geotermal de Hverir caracterizada por sus pozos de barro, fumarolas y olor a azufre.

Para continuar, fuimos a darnos un baño en las aguas termales de Myvatn: es un recinto más pequeño que el de Blue Lagoon, pero la realidad es que merece la pena pasar por ahí.
Posteriormente decidimos perdernos por el lago. Probablemente, esto fue lo mejor del día: paisajes preciosos por doquier, rodeados por el lago Myvatn.

Antes de abandonar Myvatn, hicimos las paradas recomendadas de Grjotagja, Dimmuborgir, Skutustadagigar. También podéis parar en el volcán Hverfjall.
Para coronar este día, vimos el atardecer desde la catarata de Godafoss. ¡Realmente espectacular! Además, esta luz ayuda a que las fotos sean aun mejores.


Habiendo culminado el día con nota de 10, nos dirigimos al supermercado y pusimos rumbo hacia nuestro hotel en Akureyri, Saeluhus Apartments & Houses. Allí, nos preparamos unos buenos espaguetis con pesto en una maravillosa habitación con vistas. Si el resto de hoteles, en su mayoría, habían sido excelentes, este apartamento se llevaba el premio. Eso sí, nos costó al rededor de 115€ la noche.
Día 7: Hvammstangi y Snaefellsnes por el oeste (volviendo a Reykjavík)
Este día tocaba viaje de vuelta y, como era el último, decidimos tomárnoslos con calma.
Por la mañana, desayunamos en el Te & Kaffi de Akureyri y visitamos algunas de sus tiendas para comprar los últimos souvenirs. Yo intentaría ir a un lugar más auténtico para desayunar, como, por ejemplo, Bla Kannan Cafe.
Tras visitar un poco el puerto, pusimos rumbo Reikjavík, haciendo dos principales paradas: Hvammstangi y Borgarnes.
De camino a Hvammstangi podéis parar a ver la catarata de Kolugljufur. Nosotros no lo hicimos porque íbamos con el tiempo justo. Una vez en Hvammstangi, buscamos un sitio de comer o, mejor dicho, el sitio nos encontró a nosotros porque, sin darnos cuenta, nos encontramos en frente de Sjavarborg: un local moderno de comida elaborada y con vistas al mar. Si bien estaba vacío, decidimos arriesgarnos y no nos equivocamos: el pescado del día esta espectacular y no nos pareció caro teniendo en cuenta los cánones islandeses. Dato: esta localidad es famosa por el avistamiento de focas, por si queréis intentar dar un paseo en barca para verlas.
Después de tomar un café, proseguimos camino hacia Borgarnes, donde tomamos un chocolate caliente en The Settlement. Este bar restaurante es una gran parada para descansar las piernas y reponer fuerzas: es bonito, el servicio es muy agradable y la comida tenía buena pinta, aunque, para nosotros, todavía era pronto.
De camino a Reykjavík, paramos a ver el atardecer. Si hace bueno, yo os recomiendo que paréis cerca de Borgarnes porque las vistas merecían la pena.

Finalmente llegamos a Reykjavík a Heida’s Home, un hostal con una habitación muy cómoda donde se compartía cocina y baño con otras 3 habitaciones. Nos hicimos la cena y nos fuimos en busca de auroras. Todavía no habíamos conseguido verlas y, aunque la actividad era baja, el cielo parecía más o menos despejado por lo que había que intentarlo. Para hacer el seguimiento de las auroras utilizábamos la web vedur.is . Probamos otra vez en Grotta Lighthouse y, esta vez, ¡tuvimos suerte! Fueron auroras pequeñas y muy difuminadas en el cielo, pero eran auroras al fin y al cabo e hicieron de nosotros las personas más felices del mundo. Si os puedo dar un consejo, tened paciencia al ir en búsqueda de auroras e intentadlo aunque la predicción no sea muy buena. Además, si os gusta la fotografía, no sólo debéis llevar cámara sino también trípode. Es un must si queréis fotos decentes.

Día 8: Vuelta a Madrid por la mañana

Al día siguiente, ya partíamos rumbo a Madrid, pero antes de ponernos en marcha hacia el aeropuerto, desayunamos en un sitio cerca de Heida's Home: Emily’s. Se trata de una cafetería acogedora con oferta variada, siendo la especialidad de la casa los bagels rellenos. Yo opté por el de salmón y estaba buenísimo. Mi novio, por su parte, prefirió un bol de chía que también estaba muy bueno.
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